lunes, 4 de octubre de 2010

Esto se inicio hace varios meses cuando decidí encarar el desafió de la Muralla

12/ 05. Salí de Argentina el 10 de mayo a la tarde en vuelo de Lufhtansa pasando por Frankfurt y llegando a Beijing el miércoles 12 a la mañana. Allí estaba recibiéndome un chino de la organización que me llevo directo al Holyday Inn Express donde ya estaba Omar esperándome. Nos registramos y apareció Lisa Wu, la china que nos acompañaría durante todos los días que comprendía la carrera.
El hotel esta cerca del Templo del Cielo y a unos 15’ de la parada del subte Taoranting. Esa tarde salimos con Omar para averiguar los horarios y estaciones de los trenes que lo llevaran luego de la carrera a el a Shanghai y a mi a Urumqi en la frontera con Kazakhstan.
Ya se nota que estamos en Asia, las dificultades aparecen. En la West Railway Station donde parte el tren a Urumqi, nadie habla ingles, nadie, o sea no queda más que practicar el chino aprendido en el último año como única alternativa. La cosa no es perfecta pero lo poco que puedo expresarme ayuda, vaya si ayuda!.
De allí a la South Railway Station para averiguar sobre el tren a Shanghai, y ahí sí cambió todo. De esta estación parten los trenes a los lugares turísticos mas importantes de China, o sea a la China que hay hoy que vender, la de los edificios modernos, y las estaciones lujosas, la de una docena de millones de chinos, que son muchos, pero que son una minoría absoluta sobre los 1.300 millones de este país, el país real, el de la gente que sale de la West Station, con salas de espera donde no entra un alfiler, donde nadie habla ninguna otra lengua que no sea el chino por supuesto con múltiples acentos dependiendo de la región que provengan.
La otra, la de la tele, la South Station es nueva, súper futurista, con oficina de información que por supuesto te podes expresar en ingles; una belleza de estación, con una comodidad absoluta, la de la China que hoy quiere conocer occidente, la que también quiere conocer el resto de la China pero no puede, pero volvamos a la carrera, que a eso vinimos...
De la estación regresamos al hotel a preparar todo para mañana que salimos ya muy temprano para Huanyaguan (paso de las montañas amarillas). En este lugar, en el norte de la provincia de Tianjing está la porción de la Muralla China donde será la carrera.

13/05. A las 6 de la mañana nos pasó a buscar el ómnibus que nos llevaría a la Muralla de Huanyaguan, distante unos 120 km de Beijing pero que nos llevaría unas 3 horas de viaje por lo sinuoso del camino. En la partida nos encontramos con Roberto y Carla dos corredores que vienen de Buenos Aires y con quien compartiríamos estos días en la Muralla.
Si bien son más de 1400 corredores los que participan en estas carreras (400 de Maratón, 800 de media Maratón, 150 de 10km y el resto de 5 Km.) todos nos movemos en grupos separados de unos 40 corredores cada uno. Esto hace que con el resto de los corredores casi no tengamos contacto excepto en la charla general previa, en la carrera propiamente dicha y en la cena de gala el domingo a la noche.
En el grupo están también unos mejicanos algo veteranos, un par de minas neocelandesas bastante insoportables, otro grupo de neocelandeses corredores jóvenes, un uruguayo radicado en Bélgica y varios australianos. Como siempre ocurre en estos encuentros aparecen los personajes, en este caso en nuestro grupo está Tristan Millar, un australiano de 34 años que esta haciendo 52 maratones en 52 semanas y esta será la 21. La semana que viene corre en Ruanda y seguro que en junio lo volveré a ver cuando corra en Rosario. Que gente linda que hay dando vuelta, carajo !...
Llegamos directamente a la plaza del Fuerte donde será la largada y allí nos dan la charla sobre la carrera. El lugar es muy bueno, ya en el interior de China y si bien es un lugar turístico no existe la marea humana de la Muralla en Badaling. Nó, acá solo hay algunos turistas chinos porque el lugar no es muy cómodo para llegar.
Luego de la charla nos llevaron en bus hasta la Villa de Xiaopingan a unos 6 km de distancia para hacer un reconocimiento del circuito. Subimos la cuesta muy pronunciada que tendremos que ascender mañana en el primer tramo de la carrera antes de ingresar en la superior de la muralla. Allí ya nos mandamos la primera cagada porque luego de haber “caminado” el circuito de la muralla que correríamos al día siguiente nos dimos cuenta que fue una carga muscular al pedo. Es que tuvimos que hacer los 5 Km. de la muralla con subidas y bajadas y que aunque no la corras (tampoco la correríamos en el estricto sentido de la palabra en la carrera!) los cuadriceps tuvieron su gasto, lo que a dos días de la carrera fue una gran boludez. El circuito hermoso pero pinta muy, muy duro con subidas y bajadas muy profundas pero bueno, a eso vinimos y a llorar a la iglesia!.
Terminamos la bajada en la plaza del Fuerte Phoenix donde será la largada. Comimos unos sándwiches y de allí al hotel que esta a un par de kilómetros, a descansar. El alojamiento es en un complejo de entrenamiento para alto rendimiento, no lujoso pero si muy cómodo y siempre sin mucha gente, un lugar ideal diríamos. A la noche, bah! a la tarde, fuimos a cenar a un comedor local, muy piola y allí los primeros “encuentros culturales”. Omar se fue a trotar y dijo que comería después. Comimos muy bien, luego compré unas frutas secas de la puta madre (fruta del lugar, doméstica o salvaje que los campesinos cosechan y dejan secar al sol y luego venden en el mercado local) para la carrera y volví al hotel. Era ya noche cerrada y Omar no aparecía, lo que empezó a preocuparme porque su inglés no es el mejor para rebuscársela por estos lares, precisamente. Por fin, al rato apareció bastante alterado por cierto, contándome que después de trotar fue al mismo comedor que estuvimos nosotros, y lo atendieron muy bien, tan bien que le fajaron 150 yuanes!...la picardía del subdesarrollo, no ?...argentinos que somos repiolas con los europeos del primer mundo pero que nos acuestan cuando nos chocamos con los de más abajo, es la ley de la compensación. Omar estaba recaliente y le planteo la queja con razón a Lisa quien le dijo que mañana arreglaría el problema.

14/05. Me levante a las 6 y salí a trotar los 30’ que no pude hacer ayer y principalmente para aflojar un poco los cuadriceps por la trepada al pedo de ayer. Volvimos y a las 8 nos paso a buscar el bus que nos llevaría a las tumbas Xing previstas en el tour organizado para este día precarrera que tenemos libre. Llegamos a una villa y otra ves Asia! El guía que tenia que venir no apareció hasta el mediodía, nos mando a comer (aunque no quisiésemos) y de allí una recorridita bien turística, rápida para sacársela de encima, pero muy linda. Todo esto es parte de la China de hoy y hay que conocerla, no hay cosa que no sume, al contrario, muestra la realidad que viven los pueblos, nos guste o no y aparte quienes somos para juzgar conductas, no?...
Un comentario sobre “mi chino”: realmente muy rudimentario pero una verdadera salvación. Gracias Macarena (mi profesora de Chino)!.  Entre “lo que tengo” y nada una diferencia increíble!, me puedo manejar sin tragedia y logrando que ellos me entiendan. Si yo los entiendo ?...nooooo eso vendrá con los años!, pero que te entiendan ya es un salvavidas, la mitad del problema está resuelto! Puedo hacerles saber que necesito, como estoy, a donde quiero ir, si me estoy por morir o no, etc., y eso es importantísimo.
A la tarde de regreso al hotel, de allí en bus a Jixian a unos 45’ de viaje, una ciudad grande con un gran hotel donde tuvimos la cena de pastas previo a la carrera. Comimos, revise el correo en el hotel (la documentación para la visa de Kazajstán aun no me llego, pero tengo tiempo, no ?..no seas ansioso Rearte...). Regresamos al hotel, Omar fue con Lisa al restauran donde lo habían “acostado” a reclamar y allí otra anécdota asiática o china mejor dicho. Lisa fue directamente a la policía para plantear el problema; acá todo se inicia con la policía que controla todo.
En el restauran se juntaron todos los protagonistas del hecho alrededor de una mesa en lo que fue un careo con Omar y el resto. De película!. Reconstruyeron todo lo que pasó la noche anterior e incluso la chinita del restauran quería convencer a Omar y a la policía que no había sido ese el lugar al que había ido Omar!. Y ello a pesar de que había sido el único que estaba abierto, grande la chinita, eh !. Al rato Omar se hinchó las bolas de tanto bardo y se rajó al carajo, la cana lo llamaba, pero el no les daba pelota. Había hecho unos 200 m cuando lo alcanzó la chinita del restauran para devolverle 50 yuanes....
Nos fuimos a dormir temprano y con la ansiedad/cagazo típica de la noche previa a toda maratón.

15/5. Temprano a las 6 partimos para la carrera previo suculento desayuno. La tensión y los nervios lógicos, con el deseo de estar ya corriendo. Que embole estas horas previas! Allí nos encontramos con otros argentinos y con Maria Elena, la amiga de Marisa que vive en Singapur y que viene por la Media maratón. Las fotos de rigor, la cola para mear, el cagazo, las cábalas y por fin la largada, con un objetivo muy claro y con una estrategia a cumplir. Como en todas estas carreras los objetivos eran cuatros: 1) estar en la largada (el objetivo más importante), 2) terminar la carrera, 3) entrar en el 30% de punta, 4) ganarla (el objetivo que nunca se logra, por lo tanto el menos importante!)…
Arrancamos como pensábamos, lento, bien lento, todos nos pasaban, todos. Enseguida la trepada abrupta de los primeros 6 km hasta la villa de Xiaopingan en la parte de arriba de la muralla, paso firme junto con Omar y siempre con gente que nos pasa. Antes de llegar a la cima pasamos a Carla que había salido rápido con Roberto que partió a los pedos porque sin duda es de otro nivel y tiene mucho resto. Llegamos arriba bien, ya sin entumecimiento en las piernas y entramos la Muralla donde realmente se iniciaba la carrera que buscábamos. Fueron 4.5 km con subidas y bajadas muy profundas que exigen cuidar mucho las gambas y pensar permanentemente que falta mucho, mucho, mucho!. Así mantuvimos el ritmo trotando los escalones de la bajada y subiendo a paso firme los de subida, de a dos cuando era posible haciendo el primer trayecto de muralla bien, al ritmo que habíamos programado.
Llegamos al Fuerte al pie de la Muralla, lo rodeamos y a la 1h10’ de carrera con algo más de 9 km recorridos iniciamos la parte llana (en teoría...) de más de 20 km. A esta altura seguimos a ritmo calmo y con mucha gente siempre pasándonos. Corríamos por plena ruta por lo que había que concentrarse en el ritmo pero sin descuidar los autos y carros que venían en sentido contrario. La gente al costado del camino ya nos hacía sentir que éramos parte de ellos. Es que realmente lo éramos, nosotros hacía meses que estábamos entrenando esperando este día y ellos que aunque en su rutina diaria también lo esperaban. En el km 12 nos abrimos de la ruta y seguimos bordeando un rió casi seco dejando atrás la China urbana, para ingresar en la China del interior, la de los campesinos que están al margen del “desarrollo” chino que conmueve al mundo, la China que en realidad queríamos conocer.
Seguimos buen trecho costeando este río que aunque sin agua tenía vida plena. Una vida que se la dan los grupos de chinos con palas y con carros tirados por bueyes, sacando piedras o arena que usarán para construir sus casas. Ellos en su mundo, metiendo pala y pala, y parando solo para saludar a esos locos que una vez al año vienen por estos lados a correr en la Muralla...a correr?, pero si a la muralla la gente viene a visitarla!, no hay duda de que están locos!!. Bueno, ahí estaban ellos en su trabajo y en sus pensamientos que por supuesto no alcanzaríamos a conocer.
Cruzamos un puente para entrar en la primera aldea, la de Duanzhuang. Ya estamos en plena carrera mental, el lugar esperado, el que uno soñaba, con los chinos saludando y alentando permanentemente, lleno de chicos que extienden sus palmas esperando que le entregues la tuya, y a lo que ellos agradecen con gritos que no entendés, ni justificás porque en realidad los agradecidos somos nosotros por permitirnos esta invasión a su mundo, a su historia. Pero es que vinimos a eso, a correr pero también a compartir con ellos, nosotros disfrutando corriendo y ellos disfrutando alentando y saludando a esos gringos que llegan quien sabe de donde para correr esas escaleras y que no entienden muy bien por que. Escaleras que ellos consideran propias y donde jugaron de chico igual que sus padres, abuelos, bisabuelos y todos los que los antecedieron en los últimos 1.500 años. Una Muralla que a nosotros nos deslumbra pero que para ellos son simples escaleras donde viene la gente a verlas porque seguro que en sus ciudades o pueblos no las tienen. Escaleras que a ellos nunca les sorprendieron, ni pensaron que serían tan importantes pero que desde siempre les sirvió para poder vender a los visitantes, lo que producen en sus parcelas de tierra a mucho mejor precio que en el mercado del pueblo. Por eso están muy contentos con los gringos que vienen a ver a su muralla, aunque ellos jamás gastarían tanto para visitarlas. Para ellos son simples escaleras que por más que de ves en cuando las arreglen, son muy viejas!, y de piedras!, no como las que se ven por la tele de Beijing o Shanghai que suben a la gente estando parada!, pero bueno, aunque no los entiendan, finalmente no les molesta que la gente venga. Al contrario, están agradecidos!, pero volvamos a la carrera…
Andaríamos por el Km. 14 cuando Omar tiene que parar porque el intestino se lo pide. Yo sigo a paso firme, un poco más firme que antes y notando que las indicaciones de Pablo sobre no gastar energía llevando las piernas hacia arriba sino tratar de llevarlas para adelante buscando más centímetros en cada paso dado, da un gran resultado. En piloto automático con este ritmo empiezo a recuperar posiciones, sin pretenderlo, simplemente porque el paso logrado me llevaba a eso. Así con buen ritmo llego a la segunda aldea,  la de Xiaying a la que atravesamos corriendo por unas calles angostas que hacían que tuviésemos que estar muy atentos para evitar que alguien que en su afán por saludarnos terminase en el suelo.
Nunca olvidaré a ese chinito que casi pierde su grillito por no agarrarlo a tiempo cuando yo se lo devolvía. De que grillito estoy hablando?. Los chicos en China, como todos los chicos del mundo, también tienen sus mascotas. Nosotros tenemos perros o gatos, algunos tienen conejos o tortugas, bueno, ellos tienen grillitos que guardan en unas jaulitas miniaturas de mimbre o algo parecido, como los tuvieron sus padres o abuelos. O como el mismo emperador Puyi, representado por Bertolucci en “The Last Emperor”, que teniendo tres años y siendo ya el décimo emperador de la dinastía Qing movilizó a toda la corte al escapársele su grillito de la jaulita que escondía en el almohadón del trono!.
Bueno, en plena carrera un chinito de no más de 7 u 8 años me alcanza su jaulita con el grillo para que yo la tenga un instante, simplemente para darme la suerte que necesitaría en la carrera. Yo la agarro agradecido y sigo corriendo con ella solo un par de metros, con el chinito al lado contento y sonriendo pero no muy atento a tomarla cuando se la devolví. La jaulita cayó al suelo y el grillo salió a los saltos. Pretendí parar a ayudar a atraparlo pero los otros chinos me alentaban para que siguiese, que ellos lo atraparían. Yo retomé ritmo con un sabor amargo por el accidente pero por suerte no había hecho más de 100 metros cuando me doy vuelta y veo que me saludan triunfante con la jaulita en la mano en alto. El grillito estaba otra vez con su amo.
Al dejar la aldea ya estaba por el km 17 y a los pocos metros dejo el camino principal para ingresar en uno secundario que atraviesa campos cultivados. Al costado del camino una arboleda tupida ayudó a aplacar el calor que empezaba a pegar fuerte. En el km 19 el camino se encuentra con otro que viene desde arriba que es el retorno del punto más alto de la carrera y por el cual están bajando los corredores de punta. Allí me di cuenta que venía haciendo una buena carrera porque eran muy pocos y muy espaciados los corredores que me cruzaban en su trayecto de vuelta. Ese pedazo de camino compartido por los que íbamos con los que venían fue de solo unos 400 metros porque enseguida nos desviamos hacia la derecha iniciando la trepada más dura de esta parte de la carrera. Una cuesta muy larga que sorprendió a muchos, principalmente a todos los que no habían estudiado el perfil de la carrera.
Fue una subida infernal que no terminaba nunca y que ya mostraba a muchos corredores caminando. Mantuve el trote, jamás una caminata, lento pero siempre trotando, poniendo cabeza y trayendo a la mente todo lo vivido los meses previos, todo estaba allí tratando de minimizar las dificultades que presentaba la cuesta que estaba corriendo. Ya no había árboles que me cubriesen del sol y el calor empezó a hacer lo suyo. Así pasé por el km 21 o sea empecé a desandar lo andado, ya no estaba entrando en la maratón sino saliendo. A esta altura el calor era muy fuerte, y yo bastante sugestionado con mis antecedentes de deshidratación. Había partido con los 750ml de powerade y las dos bolsitas de hidroplus que harían otro litro y medio, con 5 powergel y con las frutas secas compradas en la aldea.
Había 28 puestos de hidratación, excelente !. No perdone uno, agarraba siempre dos botellitas, una para la boca y otra para la cabeza, así toda la carrera. Hoy puedo decir que la alta cantidad de puestos de agua me salvó la carrera!. Generalmente no hay más de 7 u 8 puestos en las maratones convencionales, y acá había 28, casi 1 cada 1.5 km! Ya desde la largada me programé la “hidratación externa”. La disminución de la temperatura corporal no la lograba a través de la evaporación de la transpiración, sino de la evaporación del agua que yo me derramaba permanentemente. Corrí toda la carrera empapado y ello me dio un resultado excelente. Está ves no tuve problemas de pérdidas de sales por la transpiración excesiva, no sufrí deshidratación severa como otras veces, y eso lo notaba en el ritmo de carrera que podía mantener! En los peores momentos o en las cuestas duras las piernas, cuádriceps y gemelos se quejaban, pero el “motor” respondía y funcionaba a pleno!.
El agua!. Todo un tema, eh!. Porque hizo que mi cuerpo respondiese como pocas veces lo había hecho, pero al mismo tiempo confundía a todos los chicos que corrían detrás de nosotros recogiendo las botellitas que tirábamos aún sin terminar. Es que no entendían por que estos gringos locos corren, piden 2 o 3 botellitas de agua y luego se la derraman en la cabeza o incluso algunos toman unos sorbos y luego las arrojan casi todavía llenas!. Es que acaso a esta gente allá en sus países no les estarán contando como a nosotros en la escuela que al agua hay que cuidarla porque se está acabando?, pensarán los chicos!. No podían entenderlo!. La China durante milenios de historia debió y debe manejar el agua para seguir siendo. Quien conquiste el Yangzi conquistará China! Había manifestado Qin Shi Huang, primer emperador Qin allá por el 221 antes de nuestra era, y planificado todo un manejo de represas en el legendario río para regar toda la tierra que tuviese a su alcance y con ello producir el alimento que para China fue y será siempre escaso!, cuando eran solo unos cientos de millones hace varios siglos o ahora que deben alimentar a 1300 millones de almas!. Una población que crece a razón de 7 millones por año y que puedo haber sido más de no haberse ahorrado 400 millones de nacimientos en los últimos 50 años gracias a la acertada política de familias de un hijo!. Ellos preveían que debían controlar su tasa de crecimiento y lo hicieron, pero jamás pensaron que algún día podría faltarles agua!.
El cambio del clima en el planeta comenzó ya a derretir glaciares también allá en el Himalaya, en la cadena de montañas más altas del planeta, en el techo del mundo donde muy pocos llegan. Glaciares que eran eternos, arrogantes, que se llevaron decenas de vidas de conquistadores de cumbres, pero que mantenían a millones de otras que se abrevaban del agua que entregaban en sus nacimientos al Huang He (río Amarillo), el Yangzi, y el mismísimo Mekong en la alta planicie del Tibet. Agua que luego sería utilizada, estrujada y hasta maltratada en sus más de 6000 km de recorrido atravesando el país antes de entregar lo que le queda en el Mar de la China.
Y estos gringos vienen, corren, transpiran, piden agua y la tiran!. No hay dudas de que están loco o no saben lo que hacen! Pensarán los chicos y pensaremos también nosotros, llevándonos estas contradicciones a cuestas.
Pero no solo agua pedía el cuerpo, también energía. Las frutas secas, una barbaridad, una delicia!. Comía y al rato notaba la “carga de combustible”!. Lo mismo los powergel que me clavaba cada 45 minutos, aunque al tercero o cuarto de estos ya el estomago empezaba a fastidiarse, cosa que no ocurría con las frutas secas, por eso a estas había que cuidarlas.
En el Km. 25 se termino la cuesta y empezó la bajada. Una bajada larga que me encontró con mucho resto y que aproveché muchísimo. Ya a esta altura era yo el que pasaba gente y muy pocos, diría que casi nadie me pasaba a mi. En el Km. 27 el circuito se cruza con el de la trepada de ida y allí otra vez tuve un indicador de que iba muy bien, al ver la gran la cantidad de corredores que estaban haciendo aún la subida. En el Km 30 ya después del puente y a 4 km. del último ingreso a la muralla me alcanzó Omar, quien se sorprendió de lo que le costó alcanzarme, otra señal de que yo había venido corriendo bastante firme. Así mantuvimos juntos el ritmo hasta que llegamos nuevamente a la plaza del Fuerte e ingresamos a la trepada final a la muralla.
El trayecto desde la salida inicial de la muralla hasta la nueva entrada me llevo 2hs 45’. Estaba bien, cansadas las piernas pero firme y ahora si entraría en la real y desafiante «Maratón de la Muralla », empezaba otra carrera, la definitiva. Salir de un ritmo de llano y entrar a las escaleras empinadas después de haber corrido 34 Km. es algo que pega muy fuerte, que te pone a prueba, en algo que muchos no habíamos hecho antes y que allí experimentaríamos. El primer tramo fue infernal, las pulsaciones no aumentaban pero sin embargo me faltaba el aire, lo único que aplacaba la desazón era ver que a los demás corredores les pasaba lo mismo. No porque uno busque la caída del otro, sino simplemente para comprobar que no es un problema personal que estamos teniendo. Fue en ese tramo inicial que empezamos a ver cada ves mas corredores que paraban, se sentaban en los escalones porque no podían seguir, recuperaban aire y luego continuaban, corredores que nos habían pasado muy firme y que pensé nunca alcanzaría.
Omar excelente, mas entero que yo y sacando fotos!. Increíble, un monstruo!. Yo estaba complicado, no me había quedado sin piernas pero lo mismo me sentía obligado a bajar el ritmo, casi como a paso Aconcagua, así hice el primer tercio del ascenso. Decidí no parar pase lo que pase, esté como esté, a paso lento cuando caía pero siempre hacia adelante. Y por supuesto recurriendo a la cabeza porque el cuerpo y las gambas ya habían dado lo suyo. Mirar hacia adelante era catastrófico por la desazón que provocaba esa vista interminable ascendente de escalones que parecían entraban en el cielo, carajo!. Entonces la vista era al piso, a los escalones, a paso firme y constante en las subidas y tratando de concentrarse en el ritmo para bajarlo a los saltitos de a dos y sin tropezar en las bajadas. La carrera era en ese momento no era de 42 km sino de solamente 4 escalones, terminaba una y empezaba otra. Después de un rato la fórmula era mirar para atrás, ver toda la subida recorrida y el Fuerte cada vez mas chiquito allá abajo. Divisar esa larga serpiente escalonada que había quedado atrás daba aire, inflaba el pecho, nos convencía de que ya nada nos detendría, pero siempre sin levantar la vista para mirar lo que faltaba, eso jamás! De a ratos lo alcanzaba a Omar que enseguida se despegaba. La trepada seguía lenta pero firme e incluso ya no era tan dura como al principio, el cuerpo, las piernas, la respiración, se habían acostumbrado al nuevo terreno, ya no extrañaba el suelo plano.
Así seguimos un tiempo que no sabría cuantificarlo porque la mente pasaba de la carrera a los entrenamientos por la costa en MdP, se mezclaba la torre cuadrada que Qi Jiguan hizo levantar allá por el 1400 para reforzar las defensas, con la escalera de la Boston o la trepada larga de la antena en Sierra de Los Padres. Y así, en ese goce de  sufrimiento disfrutable, de pronto cuando menos lo esperaba veo que llegamos a la torre donde se dejaba la muralla. Fue para mí el mejor momento de la carrera, allí ya no tenia dudas de que la Maratón no se nos escapaba.
Omar iba unos 200 metros adelante y aproveche la bajada para alcanzarlo. Me largué con todo, a full en esa cuesta descendente de unos 4.5km, llena de curvas algunas cerradas otras amplias donde pasaba a corredores como alambre caído. Que felicidad por Dios!. Estaba ya en la bajada larga, profunda, abrupta que generalmente tienen en su trayecto final las maratones de montaña, la bajada que siempre esperamos, la que te recibe destrozado por la trepada previa pero en la que entregás todo el resto, porque sabés que en algunos minutos ya no te quedará nada, nada, ni de vos, ni de la carrera! absolutamente todo ya habrá sido, no existirá nada, solo el vacío de no tener más desafío, porque al cruzar la línea de llegada se terminará todo, abruptamente. Lo que habías iniciado hace varios meses y disfrutado todo este tiempo mientras te preparábas, en solo un paso atravesarías la línea donde se acabará todo!. Por eso es la última bajada última la que más se disfruta sin guardarnos nada, siendo más “loco” que nunca…Como había sido la del Cerro Bayo en la 42k de La Angostura, o la del Cristo de Mendoza hacia Portillo de Chile en el Cruce de Los Andes del 2002, o la de las dunas del erg del Chebbi de Marruecos hacia la aldea de Merzouga en la Marathon de Sables.
Es un descenso descontrolado en el que otra ves las piernas pueden más que el alma, donde todo es vértigo, ya no duele nada, y si duele no se siente, vértigo en las gambas y vértigo en la cabeza que quiere recorrer todo lo vivido desde que te decidiste anotarte hasta llegar a ese momento. Y allí otra vez apareció todo, las pasadas en la costa, los cambios de ritmo en Camet, las cuestas de la antena en Sierra de los Padres, los fondos en la laguna, los compañeros de Legroup que sufrieron conmigo el tener tantas escaleras en los planes, todos ellos estaban al lado mió, carajo!. Como no iba a ir a los pedos!. Como no iba a pasar a tanta gente si yo corría tan acompañado!.
Así llegue al río y crucé el puente. Quedaban 800 metros hasta la entrada al Fuerte donde seria la llegada. En un momento veo que Omar pasa a dos corredores, lo que significaría que no terminaría junto a él. Mantuve el ritmo firme acercándome a los dos que ahora me precedían y cuando faltarían unos 500m metí uno, dos o no se cuantos cambios y quemando las naves los pasé a los dos, quedando a unos 100m detrás de Omar ya en la entrada al fuerte. Estaba fusilado, jugadísimo por ese pique inconsciente, pero con el gusto de llegar pegado, junto al otro de Legroup que había venido a conquistar la muralla. Los dos “Le group” con nadie entre medio, carajo! y como siempre con la rojinegra en el puño en alto cruzando la línea de llegada.
Así fue como terminé la Maratón de la Muralla China, en 5h 15’ detrás de Omar, los dos con la remera negra de Legroup transpirada como pocas veces y con una felicidad que no tiene sentido tratar de explicarla.
Me senté porque no podía ni caminar. Al rato me noto mareado y con calambres generalizados incluso en la base de la lengua. Le aviso a Omar quien llama a un médico y me llevan al puesto sanitario de emergencia. Allí me chequean y me hacen quedar en la camilla tapado, ingiriendo electrolitos para recuperar la deshidratación lógica e inevitable. La sensación no era nada linda, pero éramos varios los que estábamos allí en la enfermería. Al poco tiempo note una recuperación, habré estado una hora hasta que ya bastante mejor volvimos a la plaza donde nos encontramos con Roberto y Carla y comimos lo que nos dieron.
Roberto hizo un carrerón, y Carla también por ser su segunda maratón. Luego nos quedamos descansando. Al rato estaba ya gran parte de la clasificación en la pizarra y allí la gran sorpresa! Había entrado 79 en la general sobre los 400 que largamos y primero en mi categoría! No lo podía creer, primero sobre 20, creo la mejor carrera hasta ahora. Allí se me confirmo que la había corrido bien, que había hecho las cosas en forma correcta y que había cumplido el excelente plan de Pablo a la perfección...
Primero en mi categoría en la Maratón de la Muralla...jamás lo imaginé....
La alegría era grande pero no lo suficiente como para evitar los calambres y dolores de los cuadriceps así que fuimos a la sesión de masajes que nos ofrecieron, y que sirvió muchísimo.
Con una alegría inmensa pero agotado regresamos a Beijing donde llegamos las 5 de la tarde, nos alojamos en otro hotel mas lujoso pero menos personalizado y con un Internet que me costo 40 yuanes la media hora, pero valió la pena, fueron los 40 yuanes que gaste para mandar los e-mail a casa contándole que había ganado la Maratón de la Muralla en mi categoría....

16/05. Me levante temprano. Eran las 6 de la mañana cuando salí a trotar tratando no se si de sacar el láctico o para bajar un cambio del embale que todavía me duraba de la carrera. Volví, y me quede en el hotel casi todo el día descansando. Solo salimos para ir hasta el Holiday Inn con Omar para hacer las reservas para el día siguiente ya que nos quedaríamos en aquel hotel. En este hotel aproveché para mandar e-mail a Pablo contándole la carrera y recibir los correos que llegaban de Argentina ya enterados del resultado de la carrera. Es que Silvia creo que se entero por Internet de mi primer puesto al rato de haber llegado porque esa misma noche me preguntaba si era cierto que había ganado.
La llame a Mami que no tengo dudas es quien más disfruta cuando me ocurren estas cosas. El llamarla para darle estas nuevas es un poco el objetivo de estas cosas, como lo fue siempre, estuviese donde estuviese, porque estas cosas uno las fue haciendo en gran medida para compartirlas con ellos, que se yo...uno siempre las disfruta haciéndolas y ellos más aun cuando se enteran. Siempre fue así desde que era chico, todo lo que hacíamos o lográbamos eran para él y para ella, ahora obviamente para ella porque él ya no esta, o quizás la sigue desde otro lado, vaya uno a saber...
Pero la vida tiene sus vueltas y ahora a partir de esta carrera descubrí que desde hace un corto tiempo, también estas cosas serán para otro personaje que se agrega a la historia...y que a lo mejor apareció para a reemplazar al que se fue hace varios años, no ? vaya  uno a saber... Ah ! porque la medalla ya tiene dueño, eh ! bah, lo tenia ya antes de venir para acá. ¿Será acaso por eso lo del primer puesto?, nunca lo sabré, pero que las hay, las hay...
Quien te dice, a lo mejor algún día por ahí alguien vea a un viejo ya con pocas posibilidades de correr o ni siquiera de caminar rápido, sentado en algún banco de una plaza jugando con un pibe o una piba y contándole la historia de la medalla de la Muralla China! Quizás, puede ser, ¿no?, ¿por qué no?   y hasta por ahí el viejo le invente cuentos  o anécdotas, o a lo mejor no, quizás sean ciertas...¿que importa? porque seguro que al pibe o la piba le gustaran esas historias, y hasta le pedirán que se las cuente otra ves aunque ya la sepan, y que les repita como el chinito corría al grillo que se le escapo de la jaulita...y el viejo le agregará siempre algún otro cuento o historia, o quizás no! Quizás sean ciertas...historias o cuentos que hasta es posible que el pibe o la piba se las acuerden incluso cuando sean grandes, incluso hasta cuando el viejo no este para agregarle anécdotas...y por ahí, hasta les gustará guardar esa medalla de ese lugar tan lejos..., y quien te dice, hasta a lo mejor algún día querrá conocer el pibe o la piba, el lugar de donde vino la medalla. Sí, visitar la aldea de Huanyaquan, ver a los campesinos que sacan piedra y arena del río para hacer sus cazas, o juntando las frutas salvajes o los duraznos que tienen para secarlos al sol y venderlos luego a los turistas que llegan a conocer la Muralla....o a correr una carrera de 42km...¡qué se yo!...¿por qué no?..o simplemente para ver si es cierto que los chinitos juegan con un grillito en una jaulita de mimbre....vaya uno a saber que va a hacer el pibe o la piba con la medalla cuando sea grande....¡vaya uno a saber!